POR: ANUAR SAAD

El episodio que repetitivamente
muestran los canales públicos y privados de televisión durante las jornadas del
fútbol argentino en que se ven a los hinchas exaltados a punto de entrar en
cualquier momento a la cancha presionando a árbitros, rivales e hinchas
visitantes, demuestra todas luces que la “pasión” se está remplazando por una
peligrosa esquizofrenia que, en el momento menos pensado, puede acabar en
tragedia.
La amenaza a jugadores; los actos de
vandalismo contra estadios y sedes deportivas y las reyertas entre jugadores de
ambos equipos, son el pan de cada día. El aún reciente episodio de Teófilo
Gutiérrez esgrimiendo un arma en el camerino de Racing, según él para
defenderse, deja claro que para que alguien lleve un arma a un camerino es
porque el ambiente no es el mejor. Muchas fuentes aseguran que aunque es cierto
que Teófilo no es una mansa paloma, también lo es que fue víctima en manera
reiterativa, de abusos y ataques de sus mismos compañeros.
Pero la gota que rebosó el vaso, fue
la noticia conocida el martes pasado en la que se da cuenta que tres hinchas de
Racing abordaron al colombiano Giovanni Moreno y al paraguayo Federico Santander.
Uno de los desadaptados “hinchas” puso un arma (esta sí de verdad verdad) sobre
las piernas de Gio y le dijo que si no ganaban el próximo partido, él mismo le
destrozaría las rodillas a punta de balas.
Eso hace comprensible por qué Teo
andaba armado hasta en el camerino. Yo, en su lugar, llevaría el arma hasta el
baño mismo ya que los hechos están demostrando que ser futbolista extranjeros
en Argentina, es una profesión de alto riesgo.
Este episodio parece sellar
definitivamente la salida de Gio Moreno por Racing, tal cual como el caso del
camerino firmó la partida de Teo. Ambos, con armas a bordo. Ambos, denunciando
que eran agredidos. Ambos, colombianos. ¿Coincidencia?
Invito a los lectores que entren a la
página del Diario Deportivo Olé y lean los comentarios debajo de las noticias:
odio, furia, racismo, venganza, violencia e insultos, es el común denominador. Mientras
la tranquilidad futbolística de jugadores extranjeros en Argentina se sigue
haciendo añicos, ellos, sus dirigentes, continúan tranquilos bebiendo mate,
comiendo asados y picando fiambres con queso gruyer, hasta que ese fatídico día
en que un hincha pervertido, de esos que crían los propios medios, termine esta
telenovela con un desenlace fatal.
Que esto sea una lección para
Colombia, donde a pesar de que la violencia es pan de cada día, no debe dejar permear el fútbol de la negra sombra del
terror.
Comentarios
Publicar un comentario
Comente aquí