Ahora la culpa de la violencia en esta ciudad, es, según la Alcaldesa...¡de los periodistas!
A
todos los barranquilleros que han sufrido en los últimos meses el calvario de
la inseguridad en Barranquilla les doy un parte de tranquilidad: los muertos
recientes por causa de sicariato, asaltos y fleteo; y los hurtos a casas, apartamentos,
locales comerciales, tiendas, panaderías y restaurantes, sólo existen en la
mente de los periodistas que, seguramente, se inventan las escandalosas cifras
de inseguridad para enmarcar todo ello en un “terrorismo mediático”.
Así,
con ese desparpajo que indigna, la Alcaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera,
justifica el incremento aterrador de la ola violenta en Barranquilla que parece
no tener cura: ni la remoción del anterior Comandante de la Policía del
Distrito, Oscar Pérez, ni la
convocatoria a consejos extraordinarios de seguridad, ni la cacareada
“vigilancia por cuadrantes” ha servido para nada. La violencia va en alza y, en
una misma semana, un niño de 12 años fue asesinado en La Ceiba por no entregar
su bicicleta; a un ex-Congresista lo asaltaron dentro de su propia casa; a un
abogado lo liquidan en pleno centro comercial; a desprevenidos comensales les
robaron en medio de una chicharronada en La tiendecita y un atraco a un
restaurante del norte de la ciudad, terminó con un muerto. Sin City o La Ciudad del Pecado,
nos queda en pañales. Pero no se preocupen: en Barranquilla no pasa nada. Todo
es cosa de la prensa.
Pero
esto no es todo. Desde hoy los diarios, los noticieros regionales, las emisoras
y los portales noticiosos, se deben abstener de hablar sobre delincuencia,
pues, como por arte de magia negra, si nombran delincuencia…esta aparece y se
multiplica en Barranquilla. Es decir, nuestros muertos deben ser invisibles,
así como las víctimas de atracos, extorsión, fleteo y asalto en buses y taxis.
La prensa, según el precepto de Elsa Noguera, debe “hacer mutis”, los de la
vista gorda y, en vez de reseñar los crímenes que están flagelando a la
población podrían, en el peor de los casos, dedicarle páginas enteras al
análisis día a día de Protagonistas de Nuestra Tele o El Desafío. Total, entre
más los televidentes estén narcotizados con la basura televisiva, menos les
importará el verdadero reality de
horror con el que tenemos que convivir cuando salimos de nuestras casas. Lo
importante para ella (la Alcaldesa) es que los crímenes queden sepultados en el
cuarto de San Alejo porque “en Barranquilla nada pasa”, mientras que sin pudor
alguno califica de “terroristas” a los periodistas.
"Mientras
más promocionen a Barranquilla como ciudad insegura, más se nos llena la ciudad
de delincuentes", afirmó cantinflescamente este lunes la Alcaldesa, ante
el asedio de la prensa que, preocupada, pedía una explicación para esta
inseguridad que parece no tener cura. Y terminó con broche de oro diciéndole a
los comunicadores en su propia cara: “Dejen de estar con tanto terrorismo” ¡Plop! Diría Condorito.
En
medio de una lluvia de críticas de diversos sectores sociales, la Alcaldesa está
tratando de tapar el sol con las manos. Esta administración, llena seguramente
de buenas intenciones, se ha quedado solamente en eso: intenciones, porque la
prometida “Barranquilla florece para todos” no se ve por alguna parte, a no ser
que sea una velada referencia a los cementerios que, precisamente por el auge
de la violencia, han aumentado su callada población.
Al
alarmante incremento de la inseguridad, se le suman otros inconformismos de la
ciudadanía que todavía no comulga con la Alcaldesa ni con su forma de gobernar.
El impuesto de Valorización II, por ejemplo, ha generado un movimiento en su
contra que cada vez gana más adeptos, y las voces de banqueros y
transportadores exigiendo seguridad, se hacen cada vez más fuertes.
Mientras
tanto, los barranquilleros que con sus votos la respaldaron en las urnas, dejan
de manifiesto su descontento. Y no es un secreto: en la calle corre un aire de desgobierno. De falta de
autoridad. No es visible la figura del Alcalde y, cuando lo es, suele serlo con
frases destempladas o explicaciones de mal gusto. Elsa Noguera está en deuda y
esperamos que, antes de más muertos, atracos y fleteos, encuentre las
verdaderas causas de la inseguridad ciudadana. Y si le sirve de algo, le doy
una pista: los culpables no son los periodistas. Más bien despójese del
facilismo… y empiece a gobernar.
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