Más allá que si el milagro se le
dé al Junior el domingo 9 en Bogotá (que le gane a Millos y que Pasto no gane),
hay serias razones para llamar a un análisis sosegado de porqué se fracasó en
la senda final. Circunstancias disímiles, unas ya comentadas; otras
enquistadas, y, algunas, que surgieron en los últimos días. Las razones son:
1. Un equipo con jugadores costosos –los
más caros del campeonato colombiano—no puede depender del estado de ánimo de
sus estrella, o esperar, como si fueran Aladino, que alguno frotara una lámpara
mágica e hiciera una genialidad. Es decir, hay jugadores, pero no equipo.
2. No hay técnico. Esta razón, es la causa
de la anterior: Junior, ni siquiera cuando fue campeón, tuvo un técnico a la
altura de las circunstancias. Jamás hubo un cambio inteligente; una estrategia
marcada; un modelo adecuado para confrontar a un rival determinado ni mucho menos
una cabeza pensante que evitara la anarquía y el desorden táctico. Un técnico
obstinado que murió –y llevó al matadero al equipo—por causa de sus errores y
su falta de liderazgo. Ver http://anuarsaad.blogspot.com/2012/11/junior-y-donde-esta-el-tecnico.html
3. La imprudencia y la paquidermia de Giovanni
Hernández. Junior le debe mucho a Giovanni y el pueblo se lo reconoce. Pero
este semestre fue un total desastre. Poca participación; caminaba los partidos;
los pases eran siempre hacia atrás; y, lo peor, se puso a negociar
públicamente, a través de los medios, que quería contrato por dos años más.
¿Usted ha visto, señor lector, un jugador en Europa que haga esto? Nadie habla
de pretensiones cuando se está jugando una final. Poco ético el 10. Muchas
gracias Giovanni por todo, pero creo que es hora de decir adiós.
4. La errónea determinación de las directivas
del equipo que, creyendo que los barranquilleros tienen un banco en su casa
subieron estratosféricamente las entradas: las boletas se reajustaron en un
SESENTA por ciento. Si a un hincha le costaba trabajo pagar 50 mil por
occidental y 25 mil por Oriental… ¿cómo diablos el Presidente del equipo
pretendía que el estadio iba a tener gran cantidad de fanáticos? La ambición
rompió el saco y ahora, solo queda el lamento ridículo de los dirigentes
pidiendo respaldo.
5. No exigir a los que se les dio todo.
Teófilo Gutiérrez fue la peor versión de sí mismo. Apartado por tres fechas por
agresión; errático en creación; disminuido en golear, aportó muy poco. Un
jugador que cuesta 770 millones por 6 meses (solo salario) no es para que haya
hecho míseros 5 goles, como un jugador de cinco pesos. Cada gol de Teófilo, le
costó al Junior 110 millones de pesos. ¿Alguien lo aterrizó? ¿Alguien le exigió
rendimiento a este jugador que cree que es Maradona y que en este torneo no fue
ni fu ni fa?
6. No haber reforzado la defensa. Si bien
hubo inversión millonaria en volantes creativos y ataque, la defensa, que
siempre fue mala en los últimos dos años, siguió igual de errática improvisando
posiciones (un izquierdo juega por la derecha) y reinventándola en cada
partido. No ganó un rebote, y los contra-ataques los dejaron fulminados.
7. Viera, al final, no dio la talla. El
arquero del Junior, responsable de muchos triunfos, fue un verdadero desastre
en la final. No vio una. El gol contra Pasto, en Pasto, fue culpa de él. El de
Tolima en Barranquilla, todo de él. El primero y el último de Pasto en
Barranquilla, también fueron su responsabilidad. ¿Cuánto gana Viera y cuanto
gana Cuadrado, el vallenato arquero del equipo pastuso? Sin duda, este joven
arquero es, hoy día, el mejor de Colombia, costando 70 millones menos que el
uruguayo.
8. No hay proyecto de equipo. Junior debe
ser un verdadero club. Con sede social; con accionistas minoritarios que
podamos aportar; con proyectos a mediano y largo plazo. Que mire a la cantera,
que mire a los talentos costeños –todos estrellas en equipos del interior—y que
traiga un técnico de charreteras –Bauza, por ejemplo—que pueda llevarnos a
ganar, por fin, una Copa Libertadores. Ver más allá, de nuestras propias
narices.
9. Desperdicio en contrataciones y pocas
oportunidades. Jugadores como Rentería vinieron a pasear. Otros, como
Cortez, debieron haberse ido hace rato. Y lo peor, que jugadores como Sherman
Cárdenas, sólo jugaron retazos de partidos. Difícil que a pedazos un jugador se
tome confianza.
. Otra vez, en busca de un milagro… y
esta vez, doble. Un equipo grande no tiene porqué “parir” en cada torneo. Como
juniorista, deseo que se dé. Pero como periodista, sé que no merece llegar a la
final. ¿Cuándo habrá un equipo verdadero que nos dé la alegría suficiente para
llenar como se debe el estadio? Los directivos, amigos lectores, tienen la
última palabra. Y como diría el Cacique de la Junta…”se las dejo ahí”.
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