Por ANUAR SAAD
A
pesar de que el titular del diario era bastante grande y claro, por un momento pensé que había leído
mal. El técnico del equipo tiburón, Alexis García, dijo a la prensa, palabras
más, palabras menos que “ahora sí voy a dirigir yo”. Entonces, preguntamos,
¿quién diablos estaba dirigiendo? ¿El aguatero? ¿El quinesiólogo? ¿Édgar Perea?
¿El Mico Cervantes? ¿El tiburón? ¿La Muñeca? ¿Sor Magaly? ¿El padre Linero?
Fácil
salida de un técnico que en cinco partidos demostró que en este rol es la
antítesis de lo que fue como jugador. Un director que, según él, tiene que dar
un vuelco a su estilo que “…ya todos conocen” (sí, desgraciadamente ya lo
conocemos) porque tratando de jugar “para la afición” (según él, repito)
fracasó. Pero ¿cuándo jugó junior para la afición? Ni en el primer partido que
goleó, llegó a gustar. Un equipo errático, sin liderazgo, sin alma, sin ideas y
sin definición. Un equipo en que ¡válgame Dios! por varios partidos la estrella
llegó a ser Ruíz.
Ahora,
dando un giro y bailándole el indio a la responsabilidad que le cabe de haber
obtenido 4 puntos de 15 (y el rancho ardiendo) dice que ahora sí va asumir la
dirección del equipo. ¿Será que no le pagaron por los otros 5 partidos? Y aquí
es lo verdaderamente preocupante: imagínense, si no llegó a gustar cuando
dizque jugaba para la afición, qué podremos esperar ahora cuando va a imponer
“el estilo que todos conocen”.
Ya
lo veo venir. Una línea de cuatro (los de menos recursos técnicos pero más
agresivos) reforzados con 5 volantes que se escogerán inversamente proporcional
al talento y, si acaso, un hombre en punta que deberá, milagrosamente, anotar
para que el equipo entre en su manida y fracasada estrategia de defenderse con
los dientes, reventar balones y dar patadas a la yugular a los contrarios, tal
cual era la Equidad bajo su mandato.
Pero,
profesor Alexis, le tengo una mala noticia: Junior no es Equidad. En la Equidad
el único jugador que denotaba talento era Sherman Cárdenas, el mismo que usted
no quiso que se quedara. En Junior, por si no lo sabe, jugaron Quarentiña,
Dacunha, Paulo César Lima, Víctor Ephanor, Caldeira, Dida, Escuriño, Oton Valentin, Eleno de Freitas,
Babington, La Bruja Verón, Julio César Uribe, Alfredo Arango, Didí Valderrama,
El Pibe Valderrama y, recientemente, Giovanni Hernández, solo por nombrar
algunos. Ahora, en un acto de contrición, sea sincero y respóndame ¿cree usted
que a una afición que creció con estos nombres y se acostumbró a que su equipo
diera espectáculo se va a transar al verlo convertido en una fábrica de dar
patadas?
Ahí
están dos ejemplos recientes: ni Umaña ni el Cheché Hernández --que salieron
campeones-- pudieron sostenerse porque al público no les convencía su propuesta
futbolística. Así que, señor García, no nos venga con cuentos. Cualquier
barranquillero puede hablar con autoridad de lo que debe ser en esta ciudad un
equipo de fútbol.
Dentro
de todo, la buena noticia para los aficionados en la nota de prensa del diario
ADN, es que en un intertítulo anuncia sobre el técnico que “hay respaldo de
Fuad”. Menos mal. Porque a todos los que les dio su respaldo, terminaron
saliendo del equipo dos partidos después y es entendible: ¿Qué directivo puede
soportar mantener un equipo tan costoso como Junior con las tribunas vacías?
Porque si alguien tenía dudas en asistir al estadio, después de su cantinflesca
declaración de que “ahora sí dirigiré yo” ni las fieles barras quedarán con
ganas de ir.
Pero
la culpa, hay que reconocerlo, no solo es del técnico. Son culpables también
los directivos por sus nulas gestiones en tratar de conseguir refuerzos decentes
que llenen las expectativas del público y le aporten a la institución. Nadie
critica a los que llegaron por ser antioqueños. Los critican porque, además de
foráneos, son jugadores que veían, en el último año, casi sin fútbol y con un
rendimiento pírrico en sus equipos. En otras palabras, Junior estaba tratando
de “resucitar muertos” y así no se puede ser competitivo.
No
sé si a punta de “los tres huevitos” que anuncia Viera (también de flojo
rendimiento en el torneo) o por físico amor propio, este limitado equipo se
traiga los puntos en el próximo partido. Pero lo que sí no es un secreto para
nadie, es que de no traerlos, Alexis y su cacareada estrategia van a tener que
buscar otro club donde aterrizar porque él solo se hará insostenible. Mientras
tanto, los periodistas y los aficionados, seguiremos esperando que este
equipo crezca con base a procesos
coherentes con su idiosincrasia y le apunte a, por fin, ser alguien en el
concierto internacional. Junior no es un equipo hecho solamente para ganar torneos
locales. Junior debe apostarle a ser competitivo en Copa Libertadores y ser
recordado entre el escenario sudamericano como un club de respeto. Pero sin
talento, mi estimado Alexis, esta tarea será imposible. Y recuerde: es “nuestro
Junior”…¡no el suyo!
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