No tenemos la culpa. Nos declaramos, desde ya, inocentes de
los señalamientos. No sabemos si, como dicen algunos, el sol y el agua del
Caribe colombiano tienen algo que ver. Pero lo cierto, es que los de este lado
del país siguen dándonos las glorias que tanta falta nos hacen.

Y cada uno de ellos, a su modo, enseñó varias lecciones. La
frase de Bacca, apenas terminado el encuentro y asediado por todos los
periodistas quienes ansiosos esperaban sus declaraciones, mostró el talante
lleno de sencillez y gratitud que guarda el ariete atlanticense: “Yo solo anoté
dos goles. Todo lo hizo el equipo”. Una grandeza de quien hace algunos años
repartía su vida entre la venta de pescado y ser ayudante de un chofer de bus
en su natal Puerto Colombia, municipio que ha vivido desde ayer una verdadera
fiesta al tener a su máximo representante en la mira del fútbol mundial.
Con Teófilo el caso es algo distinto. Jugador de condiciones
inigualables, nadie ha podido descifrar, a ciencia cierta, cuál es su posición
en el terreno de juego. ¿Es un número 9? ¿Un volante ofensivo? ¿Un 10 falso? La
respuesta es lo de menos. Hoy los periódicos y medios argentinos lo bautizan
con una sola palabra: ¡Teogenio! No importa de qué juegue sino cómo lo hace. Su
entrega es reconocida por los mismos hinchas del River. Precisamente, después del juego de
ida, en el que cayeron 1-0 ante Cruzeiro en El Monumental, y mientras salíamos
del partido al que él generosamente invitó a algunos de los miembros de la
delegación de la Misión Académica a Buenos Aires sobre Periodismo deportivo de
la Uniautónoma del Caribe, los asistentes, tristes, comentaban el mal resultado,
pero añadían que “…el negro (Teo) es el único que le pone huevos. No falla un
pase y es el único que se atreve”.
Sólo unos días antes, algunos medios del interior le
preguntaban a Pékerman, palabras más o palabras menos, qué veía él en Teo para
que siempre fuera llamado a la selección. Un periodista argentino lo ridiculizó
al aire y le exigía su renuncia. La respuesta a ambos, no la dijo Teo con
palabras: la hizo con fútbol. Un futbol que explica, de lejos, por qué fue
elegido como el mejor jugador de América.
Y es que él también sabe de gratitudes: nos lo confesó a los
dos periodistas que lo entrevistamos en Buenos Aires en la víspera del primer
partido. “Le debo todo a Barranquilla, al Junior y a un dirigente como Alex
Char”. También agradeció su presente: “No me cabe duda que estoy en uno de los
mejores equipos del mundo, con un gran técnico. Aquí en River he aprendido a
ser mejor jugador”.
Hoy Colombia entera celebra. Incluso, aquellos que jamás los
tuvieron en cuenta para liderar nuestra selección. Pero ellos siguen ahí:
humildes, trabajadores, cosechando triunfos para que los gocen todos. Hasta ese
arrogante periodista argentino, que hoy, en un acto loable, solo pudo escribir
una nota que tituló “…Perdón, Teo” y en la que destaca que “nadie puede
negar que cada vez que Teo juega al futbol, la “redonda” se pone feliz ante las
caricias que le brinda el colombiano”.
Y mientras Carlos Bacca agradecía a su equipo y dedicaba el
triunfo a Colombia, a sus coterráneos y a su familia y hacía elocuente por qué
es el tercer goleador más importante de la liga española, Teófilo no perdió la
oportunidad para “saludar” a sus críticos: “El partido de hoy se lo dedico a mis críticos, a aquellos que nunca patearon una pelota”.
…y así, sin más, ambos inflaron la red.