Por Anuar Saad
Estimado Ministro:

Agradezco de corazón que nos mandara a
viajar por Colombia. Me imagino que usted se refiere a irnos a pasear por
Ciénaga, Juan de Acosta, Repelón, El Carmen o Usiacurí en vez de ir a Miami,
porque Cartagena es tan prohibitiva como el dólar a 5 mil. Mi hija, que está
próxima a cumplir 15, no cabe de la dicha por el tour que le tengo montado para
celebrar esa fecha especial. ¡Imagínese! Ya se imagina sacándose una selfie
encaramada en el Volcán del Totumo. Al fin y al cabo, eso de Disney son unos
muñequitos pasados de moda. Nada como el olor de nuestro campo y ese recorrido
emocionante por la casona de Julio Flórez con una escapadita al bello mar de
Salgar.
También traté de que mis gustos
gastronómicos se adapten a esta “nueva Colombia” –como usted dijo—y fui a
comprar algo muy propio de nuestra tierra: un caliente bollo de mazorca a esas típicas
palenqueras que se apostan por allá por los lados del Sao de la 93, a cuyo
segundo piso no visitaremos más: ahí es donde venden esos electrodomésticos
modernos que ya no son necesarios. Pero bueno, el asunto es que cuando le pagué
a la negra los bollos y me dispuse a ir, ella me persiguió diciéndome en tono
de pocos amigos que faltaba plata.
-Pero si vale dos mil y te pagué 6 mil por
los tres- le dije inocente a la negrona que me miraba amenazante
-¿Do mil? –me ripostó ella con su golpeado
singular – E bollo está en 3 mil patroncito. ¿No ve que el dóla subió y el maí
lo traén de po allá?
Quedé estupefacto: había ido a comprar un
bollo y, a cambio, recibí una lección de macroeconomía y geopolítica que me
costó tres mil pesos más de lo presupuestado. Por ello agradecería, señor
Ministro, que nos hiciera una listica de cuáles son los alimentos que no están
entre las toneladas de alimentos que importamos en los últimos dos meses para ver cuál podemos comprar. Porque el
pan y el huevo, tan necesarios en nuestras costumbres, están por las nubes: el
trigo y el maíz no son de estos lares.
Igual, Ministro, agradezco su aporte al
Medio Ambiente. Un aporte significativo pues todos los colombianos de la
maltratada clase media y la media baja ya no queremos comprar carro. ¿Para qué?
¿Para tratar de movilizarnos en ciudades –como Barranquilla—totalmente
inmovilizadas? Mejor le jalamos a la bicicleta, como dice Petro, pero a las de
fabricación nacional y, de paso, reducimos los dañinos niveles de gases
tóxicos. Al fin y al cabo, ese renolito
2002 todavía aguanta al igual que mi televisor convencional, de esos que
parecen una caja fuerte. Hasta bien se ve.
Debo confesarle Ministro que estas cosas de
Economía no son lo mío. Esa vaina de encajes y aranceles me suenan más como a
ropa íntima femenina. Pero sin ser un ducho en eso, me parece raro que si el
petróleo bajó a más de un 60 por ciento el barril, ¿por qué carajos la gasolina
(esa que tengo que echar todos los días) no baja? Creo que ahí nos están
metiendo gato por liebre. Debe ser culpa de los uribistas esos…
Pero usted ha conseguido lo que nadie ha
podido lograr: desde hace dos meses hay menos fumadores. No por el cáncer de
pulmón que parece no importarle a nadie, sino que el cigarrillo ese de la
propaganda de los caballos cada día está más caro.
Pero a pesar de mi negación para los
números, sé que menos del 3 por ciento de los colombianos son exportadores. Es
decir, debe haber por ahí unas diez mil personas alegres porque hoy le pagan
mejor por sus productos, contra 45 millones que nos sentimos, con cada
garrotazo del dólar en alza, miserablemente más pobres.
Ya le dije a mi médico que dejara de
insistir en eso de una copa de whisky o dos de vino. Que recete el aguardiente
o nos volvemos abstemios. No quisiera pensar cómo se sintieron esos amigos que
antes de una faena nocturna se proveían de las mágicas pastillas azules que,
como sabe, son made in USA. Creo que con el chontaduro, pueden tener una buena
opción.
Ministro, nunca había valorado tanto el
tenis Croydon y las camisas “Dakota” como ahora. Desde hoy soy enemigo de
“Puma”,”Nike”, “Reebook” Polo y Tommy. Al fin y al cabo, recuerdo que el
creador de esta última marca dijo en una entrevista que él no tenía pensado que
el público latino luciera sus confecciones.
Mauricio… (¿Te puedo llamar Mauricio ahora
que entramos en confianza?) debo dejar en claro que por todo ello viviré
eternamente agradecido. Estoy seguro que usted en su casa guarda, en la
cochera, un Renault del 2 mil; en su estudio tendrá exhibido un televisor
análogo Olimpo de 19 pulgadas que terminaste de pagar con los puntos acumulados
y que su vestuario será una oda a Alberto VO5 y que los medicamentos de su
botiquín no pasarán del omeprazol y el ibuprofeno.
….Y mientras la plata no alcanza para comprar
los productos básicos y las esperanzas de vacaciones se esfumaron, ya llega la
quincena. Y cuando la cuente, cuando cuente cada uno de esos míseros y
devaluados pesos y lo compare con su equivalente en dólares, nadie tiene
derecho a deprimirse: antes de hacerlo, piensen en lo caro que estará el
Prozac…
Pd: la carta te la mandé por mail y sin
copia física como requería el formalismo, porque, como ya debes saberlo… ¡el
papel también subió!
agradecido,
Anuar
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