Por Anuar Saad

Créame, que como yo, muchos ponderamos sus aciertos
con la “Seguridad democrática” en el primer periodo de su mandato. Recuerdo
cuando aún sus funcionarios estaban activos en la vida política y no pasivos
tras las rejas. Vea
aquí cuáles son los funcionarios de Uribe presos o investigados Fueron
otros tiempos porque parece que usted se ha convertido en una antítesis
del Rey Midas. Aquel todo lo que tocaba lo convertía en oro. Usted, cada vida
que toca, la condena... ¿O quiere que le preguntemos a Arias? Y a pesar de ese
lastre y gracias a las mentiras fabricadas por su campaña, el NO ganó por poco
margen el plebiscito. ¿Así le gusta ganar a Usted? ¿Con cualquier arma?
¿Engañando? ¿Aprovechando la ignorancia del pueblo que, como el cuento de “El
Coco” aún se asusta cuando le hablan de “castrochavismo? Las
confesiones del Gerente del No
Usted ha dado lecciones, señor Uribe, de que no hay
medios malos para alcanzar un fin. Entre desinformar, boicotear, injuriar y
entorpecer, también buscó aliados estratégicos. Alter egos que permitan
pregonar, en masa, su palabra como se pregona la de El Señor. Y ahí los
encontró: “líderes espirituales” que han abrazo al Uribismo como fórmula de
redención para un país. Líderes que quieren que sus fieles diezmen, pero también
quieren ser exonerados de impuestos; que hablan de solidaridad, pero no reconocen
las diferencias del otro; que predican sobre el perdón y solo condenan; que
pregonan paz en sus templos y apoyaron la campaña para que siga la guerra; que
dan ejemplos de moral cuando, precisamente aquel al que apoyan, es el
presidente más investigado en la historia del país Vea
aquí cuántas investigaciones tiene Álvaro Uribe. Pero eso que importa
¿cierto doctor Uribe? Esos tres millones de voticos que se mueven en medio de
la gran masa de las “nuevas” religiones siempre sirven. No importa cuántas
investigaciones tenga en su contra: siempre hay excusas y engaños para salirles
al quite.
Con usted hemos aprendido que el significado de la
palabra cinismo es insuficiente. Se apoya en la poca memoria que tiene el país
para deslegitimar lo que, en su gobierno, sí era legítimo. Para avalar medidas
que, cuando usted tenía el mando, las cuestionaba. Es una veleta que quiere ir
al compás de las nuevas brisas. Un contendedor que quiere esconder esos matices
oscuros que siempre lo han rodeado y que lo vinculan a usted y familiares, con
personajes siniestros de nuestra historia. No lo digo yo, está publicado en
decenas de reportes de prensa y columnas de opinión como esta de la Revista
Semana: El
narco número 82 y ahora, después de la inesperada victoria del NO, quiere
usted ¡descaro de todos los descaros! fungir como el mediador para conseguir
esa paz pronta y duradera. Una paz que a usted no le interesa, porque lo mueve
el odio, la venganza, la inquina y el egoísmo. Se soñó emperador y quiso
perpetuarse en el poder aunque, para ello, haya tenido que torcerle el cuello a
la ley. Poco importó el escándalo de las chuzadas, de las prebendas, de las
amenazas para aprobar la relección. Se obtuvo y ya. Como todo lo suyo. Ilegalidad
de la reelección de Uribe
Y usted, señor Uribe, perdió hasta la vergüenza. No
le importa que los medios más reconocidos e influyentes del mundo lo acusen de
ser el destructor del proceso de paz. No le quita el sueño, al contrario, lo
vanagloria. Es una vergüenza que a pesar que lo abuchean, chiflan y
literalmente echan de universidades nacionales e internacionales, insista en
entrar a los claustros académicos. La Academia y usted son como el agua y el
aceite. En las nuestras se enseña la cultura de paz, no como mantener la
guerra.
Su más reciente mentira (pero obvio que no la
última) fue declarar que usted no dilatará la firma del Acuerdo de Paz. Sus
hechos en las dos últimas semanas están demostrando lo contrario. Avivado por
dudosos líderes espirituales que manejan fieles como ovejas en el matadero,
cree que tiene el apoyo del país. Déjeme decirle que no es así. Este país,
señor Uribe, a pesar de todo, puede crecer sin usted. Este país tiene más gente
que cree que el futuro puede ser mejor y, de hecho, trabaja para lograrlo.
Y estoy absolutamente convencido que el gran R.L Stevenson no lo hubiera dudado un minuto.
Si ese gran escritor viviera en esta
época, otro sería el título de su obra: “El doctor Jekyll y Mr. Uribe”.
Sin ánimo de ofender al señor Hyde.
¿Y si todo es cierto por qué los colombianos olvidamos tan rápido?
ResponderEliminarMe recuerda a cuando Supuestamente Rojas Pinilla aparentemente ganó, y los colombianos tuvimos que irnos a dormir muy temprano con del Dr. Lleras. Y vea lo de sus hijos...¿Será que de tal palo, tal astilla?
Todo se nos olvida.