Por
Anuar Saad


Para
colmo, Carlos Cárdenas (absuelto por el homicidio) acaba de demandar al Estado
por el “daño que este lo sometió” al vincularlo al proceso, recurso que, se
espera, también interpongan las buenas muchachas Laury y Jessy. Negocio redondo: no solo salen victimizados
los que fueron acusados por el crimen, sino que, además, con los bolsillos
llenos para paliar un poco el “injusto bulling” al que los pobrecitos están
sometidos en las redes sociales.
Con
una rapidez inusitada, a la señora jueza del sonado caso, una tal Paula Astrid
Jiménez, le han salido defensores por todos lados quienes no ha escatimado
esfuerzos para advertir que a los ex - sindicados no pueden seguírseles acusando
porque ya se dictó sentencia y, según ellos, “se hizo justicia”.
Se
les olvida a la jueza y a sus amigos que un fallo, si bien hay que acatarlo,
puede ser cuestionado. ¿No creen que es mucha “casualidad” que millones en las
redes sociales controviertan el fallo dictaminado por la togada? ¿Acaso porque
se dicte sentencia las percepciones de tapen tapen, tráfico de influencias, conversaciones
comprometedoras, danza de los millones y una increíble negligencia de los entes
investigadores van a desaparecer por arte de magia?
No
nos crea tan pendejos señora Jueza. No hay persona alguna en Colombia –amén de
los familiares de los implicados—que se crea esas conclusiones con que usted “hizo
justicia”. Es más creíble la historia de Caperucita Roja. El fallo divulgado por
usted no solo exoneró a las “atormentadas” muchachitas (¡pobres!) sino que fue
más allá: tal vez para quitar el mar de dudas que se cierne sobre el caso, su
fallo determinó lo que hoy aún no cree nadie: A Colmenares no lo mataron. Y no
contenta con ello, deja en entredicho a todos los funcionarios, testigos,
peritos, expertos que declararon y radicaron pruebas de que al estudiante guajiro
sí lo mataron gracias a una despiadada golpiza de que fue objeto.
Me
imagino, señora Jueza, que usted tiene Facebook. Y que en sus ratos libres se
asoma, como todos, a las redes sociales. Que sale a mercar al supermercado. Que
asiste a reuniones de ex - compañeras de
colegio o que, simplemente, escucha rumores de pasillos. ¿No le parece
demasiada casualidad que el grueso de la comunidad en Colombia no crea que su
fallo hizo justicia? ¿No escucha acaso los cuestionamientos públicos a su
sentencia? Puede que no le importe y que, incluso, no le quite el sueño, pero no
se le olvide que si bien judicialmente
la sentencia hay que acatarla, fuera de los estrados los ciudadanos y
especialmente los que tenemos voz gracias a los medios, podemos controvertir,
discutir, debatir y, por qué no, dejar en entredicho si efectivamente su
dictamen hizo no justicia. Y se seguirá hablando. Porque a pesar que vivimos en
un país donde la impunidad es cosa de todos los días, no estamos dispuestos a
que, así lo respalde la “justicia”, este crimen siga impune.
Su
fallo, señora jueza, deja bien claro que todos los vinculados son inocentes y
que, para colmo, a Colmenares no lo mataron. Conclusiones que son bastante
convenientes para no solo dejar en libertad a las acusadas, sino para tratar de
cerrar de un plumazo este caso que seguirá, a pesar suyo, abierto y candente.
Un carrusel de fiscales, operación tortuga en recolección de pruebas y testimonios,
cambios repetitivos de juez y más de 60 meses de espera, fueron el caldo de
cultivo para que la sentencia no sea sentida como justa.
Como
yo, muchos creen que hay algo turbio y escabroso que pretende desvirtuar que a
Colmenares sí lo mataron.
A veces la sanción social es más fuerte que la de la justicia ordinaria. Y es la sanción social, esa que se manifiesta a diario a través de las distintas redes, de la que ni Carlos, ni Jessy ni Laura, podrán escapar. Es esa sanción que jamás podrá ser borrada. Estará ahí, como un fantasma siempre al acecho, recordándoles que, aunque muerto, Luis Andrés Colmenares está más vivo que nunca.
Jajajajajaja no pueden aceptar la verdad!! Q fue un accidente! Ya por favor dejen descansar a ese pobre muchacho que no ha podido transcender!! Dejenlo que encuentre la pazzzzz por favor. NADIE LO MATO! LEAN LA SENTENCIA! ENTIENDAN QUE NADIE LO MATO! SE CAYO DE CARA Y SE AHOGO! EL CAÑO ESA NOCHE estaba a 99 CMS de ALtURA! Y se lo arrastro!! Ya ENTIENDALO Y ACEPTENLO!
ResponderEliminarPor seudo "periodistas" como este es que el fallo lo dieron la opinión pública y los medios de comunicación,no esperaron que la justicia dictará el fallo se dejaron llevar por el sueño de la sra Oneida y por su esposo un señor agresivo gritos y machista que piensa que él tiene la verdad absoluta, porque él señor Colmenares le daba plata a uno de los testigos falsos hoy preso para transportarse? De eso sí no hablan la maravilla de periodistas que juzgan porque unas personas tienen medios económicos para pagar un abogado.
ResponderEliminar