La
frase la he escuchado miles de veces. Sirve para recitársela al oído a una
pareja luego de una gran desavenencia; a un amigo acorralado por las afugias
económicas; suele referirse también a equipos de fútbol que están sorteando una
crisis de resultados y por cuyas filas ya han pasado varios técnicos. Y es que “después
de la tempestad viene la calma” parece ahora una frase hecha a la medida de la
Universidad Autónoma del Caribe.
Hace
casi tres meses lo más seguro que parecía tener la Uniautónoma, era un cierre
definitivo por el saqueo irracional al que fue sometida durante los últimos
años. Nadie apostaba un peso por su resurgir. Sin embargo, y a pesar de la
incredulidad, el rector de la transición, Víctor Armenta, hizo lo que pocos
creyeron que haría: “fumigó” los órganos de poder logrando sacar de ellos a
casi todos los familiares, amigos y cómplices de la administración de Ramsés
Vargas.
Basta
con revisar la hoja de vida de la nueva rectora para entender por qué está
capacitada para el cargo. Es Ingeniera
Industrial con doctorado en gestión de empresas y con más de 20 años de
experiencia en cargos directivos, especialmente en el sector privado. Conocedora
de cómo hacer empresas eficientes; emprendedora y con un alto nivel de
preparación en estructura universitaria y calidad de la educación superior,
dejan sin piso los rumores que hablaban de que, su nombramiento, venía
designado desde alguna casa política. “Tengo más de 20 años de experiencia y
menos del 3% de ese tiempo lo he dedicado al sector público. Con eso quiero
decir que no pertenezco ni soy ficha de partido político alguno”, respondió la
rectora ante la pregunta de un periodista en la primera rueda de prensa que
concedió.
“Los
problemas de la Uniautónoma son financieros y no académicos. Los procesos
académicos y la educación que ofrece esta Universidad hacen que la institución
sea viable”, fue el mensaje de tranquilidad y esperanza que envió a los padres
de familia para que sigan creyendo en la universidad.
A
pesar de aisladas manifestaciones de rechazo que un grupo sindical trató sin
fortuna de liderar ayer al interior de la Universidad, el respaldo de la
comunidad universitaria por el nombramiento, fue masivo. La Asociación de
Profesores emitió un comunicado, al igual que la Facultad de Ingeniería
respaldando a Claudia Da Cunha en su gestión. Es imposible negarlo: nuevos
vientos corren hoy por la Uniautónoma. Y son, esos mismos vientos, lo que nos
recuerdan que después de la tempestad viene la calma. Una calma que será mayor
cuando se concrete con la banca nacional -que se ha mostrado dispuesta a apoyar
el renacer de la Autónoma del Caribe- el tema financiero. Esto sería la cereza
del pastel ya que permitirá a la Universidad, en poco tiempo, estar al día con
los salarios de sus empleados.
El
camino es largo y nada fácil. Pero ya los primeros pasos para construir la
Uniautónoma de todos, están dados. Es por eso que hoy, más que nunca, debemos apoyar
a una institución que no es una simple Universidad. Es la Uniautónoma que en 50
años, y a pesar de la adversidad, se convirtió en un patrimonio educativo de nuestra Región Caribe
que demostrará que sí es posible encontrar una luz al final del túnel.
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