
Por Anuar Saad
Para nadie es un secreto
que el periodismo tradicional, desde finales del siglo XX, ya daba fuertes
señales de estar sumido en una profunda crisis de la que aún, no ha sabido
reponerse. Quizá por la costumbre de haberse mantenido inmutable por años sin
necesidad de grandes transformaciones lo hacían viable. Los periódicos llegaban
sin falta a casi todas las casas y los formatos radiales y televisivos de
siempre, mandaban en el rating. ¿Qué podía entonces salir mal?


Y es precisamente el peligroso
derrotero que ha tomado el periodismo, sobre lo que Juan Gossaín llamó la
atención en el conversatorio llevado a cabo en el Parque Cultural del Caribe
organizado por Fecolper y la Universidad
Autónoma del Caribe, que fue moderado por la Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Uniautónoma, Soledad Leal.
“En un hospital de locos, hasta el director del hospital se enloqueció. ¿Imaginan ustedes un hospital mental cuyo director también esté loco?” La pregunta lanzada por el maestro Gossaín pretendía representar a la prensa de hoy: en una sociedad polarizada hasta los más peligrosos extremos, la prensa, llamada a mantener la cordura y mostrar derroteros…terminó aún más polarizada que la sociedad. Y el escenario preferido de esa polarización es, precisamente, los medios digitales que se alimentan de su instantaneidad, cobertura y posibilidad de que el ciudadano de a pie, pueda comentar al instante la información.
Para Gossain la realidad política del país en estos últimos ocho años han derivado en una locura colectiva por cuenta de la polarización extrema que desencadena el partidismo político. Ya en las redes no se comentan estados: se agreden. Se insulta. “Ahora todas las problemáticas del país parecen estar sintetizadas en una simple pregunta: ¿Usted es uribista o santista? Incluso, en reuniones académicas como esta, conversatorios o foros, lo que siempre me preguntan es lo mismo: ¿Usted es santista o uribista? Y mi respuesta siempre será la misma: ¡ni uribista ni santista: periodista!”
“En un hospital de locos, hasta el director del hospital se enloqueció. ¿Imaginan ustedes un hospital mental cuyo director también esté loco?” La pregunta lanzada por el maestro Gossaín pretendía representar a la prensa de hoy: en una sociedad polarizada hasta los más peligrosos extremos, la prensa, llamada a mantener la cordura y mostrar derroteros…terminó aún más polarizada que la sociedad. Y el escenario preferido de esa polarización es, precisamente, los medios digitales que se alimentan de su instantaneidad, cobertura y posibilidad de que el ciudadano de a pie, pueda comentar al instante la información.
Para Gossain la realidad política del país en estos últimos ocho años han derivado en una locura colectiva por cuenta de la polarización extrema que desencadena el partidismo político. Ya en las redes no se comentan estados: se agreden. Se insulta. “Ahora todas las problemáticas del país parecen estar sintetizadas en una simple pregunta: ¿Usted es uribista o santista? Incluso, en reuniones académicas como esta, conversatorios o foros, lo que siempre me preguntan es lo mismo: ¿Usted es santista o uribista? Y mi respuesta siempre será la misma: ¡ni uribista ni santista: periodista!”
“La prensa tradicional,
en vez de aprovechar esta coyuntura y recomponerse para recuperar la audiencia
perdida, terminó también cayendo en la polarización, que, de paso, castiga a la
verdad”. Para Gossaín la verdad, como la ética en el periodismo no es
negociable. Son requisitos sine qua non para
poder ser periodista. Pero no se quedó ahí. “Ser ético es necesario para ser
periodista. Pero no por ser ético,
cualquier persona puede ser periodista. Para serlo, hay que llenar además un
requisito fundamental: saber contar la historia. Ser periodista no es solo
decir lo que pasó: hay que saber contar lo que pasó.
Como en la guerra la
primera víctima es la verdad, en esta desenfrenada carrera por contar primero
una historia con severos sesgos de parcialidad debido a la polarización
existente, podemos decir que la verdad también quedó maltrecha. Hoy en vez de
confianza del lector, el oyente o el televidente, lo que hay es desconfianza. “La
gente ya no cree lo que lee, lo que ve o lo que oye. Cuando lo hace –o aún
antes de hacerlo—suele preguntarse ¿esto será verdad?
La fractura en la
confianza de los ciudadanos sobre lo que informan los medios ha llevado a los
mismos a una crisis ahora peor;: la económica. Y para afrontarla, los
remedios están siendo peores que la enfermedad. Presentan información o supuestas
crónicas, cuando en realidad son información publicitaria, sin siquiera dejar
en claro que lo son. “Ahora venden anuncios hasta en la página Editorial y
muchas veces la primera página es reemplazada por una página completa de una
publicidad”.
Queda claro que, en el
fondo, el formato en el que se presente la información (periodismo tradicional
o nuevos medios) no es lo que determinará la calidad de lo que se dice ni mucho
menos su veracidad. “El periodista no debe olvidar jamás que la ética, la
independencia y la estética son los ingredientes que necesita hoy el periodismo
para volver a ser creíble. La ética como norma de vida, la inquebrantable
búsqueda de la verdad sin amaños, pero teniendo como aliado a la estética para
que, además de informar, podamos en verdad contar una buena historia. Saber
contarla es lo que el lector agradecerá.”
Excelente reseña de las enseñanzas del maestro Gossaín
ResponderEliminarComo agua de mayo.
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