Por Anuar Saad
Todos tenemos un amigo así. Ese mismo
que antes de un partido decisivo e histórico que nos daría el pasaporte al
primer título internacional, te dijera en una explicación más sesuda que las de
Carlos Antonio Vélez, que de ninguna forma el tiburón podía morder esa
estrella. -Es más- sentenció irónico “Tesa” -De Brasil se vienen goleados-
No fuimos campeones de la
Sudamericana, pero sí los que mejor jugamos. Aquí aplicaríamos al dedillo
aquello que nos enseñó Maturana: “…perder es ganar un poco”. Pero aún quedaba otra
esperanza. La octava estrella por la Liga. Con 4 a uno en casa… ¿qué podía
salir mal?
El entusiasmo del grupo de amigos iba
in crescendo. Todos planeaban organizar
algo para celebrar este campeonato que le había sido esquivo durante siete
años. Pero el sábado en la noche las ganas de jolgorio se acabaron. El amigo
-al que le decimos “Tesa” por cariño- volvió a profetizar: - No es por amargarles
el rato, pero ese equipo está muerto. En Medellín todos están seguros de la victoria
por amplio marcador y no veo a Junior concentrado para aguantar al poderoso. Si
me preguntas…veo la octava en vainas- ¡Nunca falta alguien así!
Por si las moscas evité asistir a la
reunión de nuestro grupo El Golden donde él iba a estar y preferí someterme al auto
encierro, casi como una penitencia, para exorcizar las malas vibraciones de esos
amigos del alma que, a pesar de que los queremos, en cuestión de fútbol son
aves de mal agüero.
Lo que pasó ya todos lo sabemos. Fiel
a su historia, el Junior se coronó campeón de la liga sufriendo hasta el último
minuto. Las pastillas para la presión se consumieron como mentas; los rezos de
la Novena al Niño Dios se multiplicaron implorando todos el mismo milagro; los
insultos a los cachacos comentaristas de Win y al narrador que desesperado
gritaba “ya viene el cuarto del DIM, ya viene el cuarto del DIM” brotaban de
todos los rincones de la ciudad; el terror calaba los huesos de todos los
junioristas solo de pensar que el partido se pudiera definir desde series de
cobros desde el punto penal y, además, el fantasma de lo que pasó hacía pocos
días en Curitiba, aún seguía rondando.
Al final, se hizo justicia y el
equipo que mejor jugó al fútbol en la liga colombiana se coronó campeón. “La
octava maravilla”, tituló El Espectador dando una cátedra de periodismo, y no
es exageración. A pesar de la derrota en Medellín (el equipo estaba evidentemente
desgastado después de jugar 70 partidos) esta versión del Junior 2018 es,
después de la del 93 y 95, de las mejores. Un equipo que toca el balón; brinda
espectáculo; que no especula en la defensa; que es capaz de hacer 22 pases
seguidos antes de una anotación y que, además, se ha dado el lujo de catapultar
a nuevas figuras en el rentado nacional que hoy son apetecidos por clubes
internacionales.
Ya los vaticinios trágicos quedaron
atrás. Las explicaciones del por qué no íbamos a saborear el triunfo, se han
evaporado del panorama. Lo cierto es que el amigo “Tesa”, como muchos otros, no
se montaron en el bus de la victoria y tal vez, solo tal vez, estén aún por
ahí, planeando su nuevo discurso para tratar de quitarle méritos al flamante
campeón.
Este título congració a la hinchada
con el técnico Comesaña. Y también con Teófilo Gutiérrez al que el título le
había sido esquivo. El mismo Teo al que nadie le quitará jamás sus méritos
futbolísticos, pero sobre el que se cernía un interrogante por su tendencia a
generar conflictos. Este año Teófilo demostró que esas “escaramuzas” son cosas
del pasado y que aún le queda mucho fútbol para dar. Un equipo en el que
regularmente alineaban nueve costeños, demostró que lo que sobra en la región
es talento. Que hay que seguir mirando a las canteras donde continúan surgiendo
grandes promesas.
¿Qué pasará mañana? Imposible
saberlo. Varios jugadores son pretendidos por clubes internacionales y ya se habla
de la necesidad de contratar un verdadero centro delantero, un diez y un
central de categoría. Viene la Libertadores y hay que apostarle al título. Está
vibrando mi celular. Es el WhatsApp .
“Tesa” está escribiendo: “Si no pudieron
en la sudamericana con ese paquete de equipo brasileño… ¿a quién le van a ganar
en la Libertadores ah”? Alcanzo a sonreír antes de eliminar el mensaje. Los
amigos nunca cambian. Por ahora hay que seguir gozando. Al final de cuentas, ya
mañana será otro día.
Comentarios
Publicar un comentario
Comente aquí