La responsabilidad del periodismo independiente


Hace poco, grandes exponentes del periodismo en el mundo dirimían un debate sobre el futuro del oficio y coincidían que el problema no está el periodismo en sí, sino

en algunos medios que ponen cortapisas al trabajo del periodista en el afán de publicar lo que política y económicamente le convienen.

Eso no es nada nuevo. Lo sé desde hace 35 años cuando empecé a ejercer la profesión. Lo que sí ha sucedido, es que la tecnología ha permitido que el periodismo independiente pueda llegar a tantas personas como el otro y sea igual de influyente.

Pero para mucha gente de estos lares, el periodismo independiente tiene que trabajar únicamente como una tabula rasa en el que las cosas deben ser siempre buenas, o malas. Es decir, para ellos no existen grises ni matices, ni oportunidad para que determinado asunto mejore o empeore.

Es deber del periodista que se dice independiente, actuar sin que su ideología política (porque no nos digamos mentiras, que todos la tenemos) determine el contenido de su historia, porque de hacerlo, eso sería cualquier cosa, menos periodismo. Es totalmente contrario a la lógica que las cosas tengan que ser siempre buenas, o siempre tengan que ser malas. Esto es un hecho que, en la realidad, es muy poco posible. Porque como ya dije, siempre hay matices. Siempre hay oportunidad de cambio que el periodista debe validar.

Ese es el peligroso filo por el que deambulamos quienes pretendemos hacer periodismo independiente: habrá quienes nos apoyen mientras coincidamos con sus puntos de vista. Pero serán los mismos que nos insulten y cuestionen, cuando los hechos ameriten una nueva interpretación.

Y en este caso, la interpretación va más allá de calificar las estrategias de las autoridades en medio de una pandemia. Parte, sencillamente, del interés de salir adelante como comunidad; hacer un llamado a la solidaridad; pensar en cómo, juntos, podremos salir adelante.

Está claro que, en momentos como los que vivimos, los intereses particulares, las simpatías políticas, las líneas ideológicas deben quedar en un segundo plano. Preservar la vida y ser solidarios con el otro, es la esencia. Sacar adelante nuestras ciudades y el país, no será una responsabilidad exclusiva de quienes nos dirigen: todos, en alguna medida, debemos aportar a ello.

¿Ya hemos pensado en lo que viene cuando todo esto pase? ¿En los desempleados? ¿En los deudos de aquellos que perdieron a los suyos? ¿En la ruina del pequeño comerciante que perdió su negocio? ¿En los que, ya pobres, terminaron aún más empobrecidos? No es sólo imponer nuestras ideas. 

Estos tiempos requieren de un periodismo que no se había previsto en los manuales. Uno que alerte; que vigile; que oriente; que disienta, pero que también, ayude a crear conciencia en que son tiempos para ser solidarios. Tiempos de construir.

Antier, el Director de la OMS, Tedros Adhanom dijo desde Ginebra, en medio de lágrimas, lo que deberíamos tener en cuenta todos los que ejercemos el periodismo: "...La gran amenaza que enfrentamos ahora no es el virus en sí mismo. La amenaza es la falta de liderazgo y solidaridad a niveles global y nacional. ¿Por qué es tan difícil unirnos para luchar contra el enemigo?” Una pregunta que, desde el periodismo, también deberíamos resolver.

 


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